Me iba a complicar la vida porque
pensaba dedicar a la Ultra solo los últimos 20 días, ya que en mi agenda tenía
un puñado de medios maratones – la más importante en A Coruña, donde se
celebraba el Campeonato de España de la distancia – y un par de 10K, además de
la vuelta a la cursa del Corte Inglés tras 4 años sin correrla. Aquello iba a
ser el último compromiso de asfalto y luego la idea era dedicación absoluta a
tierra, tiradas largas, rocas y desnivel.
Pero el caso ha querido que
encontrara trabajo 40 días antes de la Long Trail.
Un trabajo nuevo, con tareas
que son toda una novedad para mí, así que necesito mucho training. Y da el caso
que quien me tenía que hacer el training, me atendía a final del día laboral y
en vez de salir a las 6, salía a las 8. Cansada, vacía mentalmente y
físicamente. Literalmente incapaz de cambiarme, calzarme las zapatillas y subir
a Collserola o Montjüic, ya sin luz.
Abril ha sido el mes en que más
hubiera tenido que entrenar y en vez ha sido un mes muy pobre de entrenos, sea
a nivel cuantitativo que cualitativo.
Así que hasta el día anterior no
tenía claro si participando iba a hacer una tontería, arriesgando y pasándolo
muy mal y con encima peligro de lesionarme.
Pero justo el viernes por la
mañana, que tenía que ser festivo - fiesta de la Liberación de la ocupación
alemana en Italia a final de la II Guerra Mundial –y que me vio ir a la oficina
igualmente para despachar algo de trabajo acumulado, 3 compañeros,
que solo me conocen desde hace un mes, hicieron piña y me animaron a
intentarlo.
Una vez en casa me comí unos
200gr de “penne al gorgonzola”, para cargar hidratos, que nunca están de más. A las 6 me fui al fisio, para poner
unos tapes preventivos en la rodilla que me había molestado en alguna bajada de
los pocos entrenos hechos. Y a las 7 estaba preparando porciones de gominolas,
dátiles, Parmigiano Reggiano, y cambio de ropa, barritas, y todo el material
obligatorio que pedían para la carrera (manta de sobrevivencia, frontal,
cortaviento)
Y
el sábado 26 madrugamos y Jon me acompañó
a Begues, con la idea de verme en el km 33 en la playa del Garraf, volver a
Barcelona, hacer su entreno y luego volver a Begues, donde estaban las salidas
y las metas de todas las 4 carreras. Vaya ultra se ha metido él también.
Poco antes de la salida me cruzo
con Óscar y luego con Sami e Toni que también harán la misma distancia que yo.
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Sami, servidora, Toni y Jolu
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Quizás cada uno de nosotros haya pensado de hacerla juntos a los demás, pero
hay demasiada incógnita: Toni tiene más experiencia, Sami algo más que yo, yo
novata total. De todos modos salimos juntos y fuimos trotando durante los primeros kms que salen
del pueblo por una senda ancha y con leve subida. Ya desde allí veo gente que
sale disparada (muy poca) y la mayoría que va andando… a mí no me apetece andar: el
perfil es favorable, voy fresca de energías y hasta tengo algo de frío así que
trotar es lo menos que se puede hacer.
Pero es cierto que en mi cabecita
de novatilla se enciende una alarma: y si luego la vas a pagar? Y si correr
ahora en el km 55 te pasa factura y te encuentras vacías? Pero a la cabecita le
gana la cabezona: oye, que yo he venido a CORRER una carrera de montaña! Y que
si tendré que andar, andaré, pero no ahora!
Así que voy trotando, me paro lo
mínimo al primer avituallamiento – muy pronto, en el km 5 – donde me llevo una
alegría viendo a algunos voluntarios habituales de las carreras de asfalto. Me
ha parecido estar por casa!
Y a partir de allí he ido
haciendo mi carrera. Corriendo en todos los tramos llanos o con pendiente leve,
trotando por los corriols (donde a menudo me hubiera gustado correr más, pero a
menudo no había espacio para adelantar y si te tocaba delante alguien que
andaba…pues, a andar! Y si trotaba lento…pues, a trotar lento!)
En las subidas más bestias era
donde me veía con más fuerza. Naturalmente no corría, mi carencia de
musculatura en las piernas no me lo permite, por mucho que entrene. Pero sí que
subía andando rápido, con movimientos de las piernas que yo llamo de compás. Y
aprovechando que el compás está formado por dos piernicas bien largas. Han sido
los tramos donde más gente he adelantado.
Otras cosas las bajadas: más allá
de la técnica (que me falta, aunque haya podido entrenarla algo durante la
estancia en los Alpes) lo que no me permite ir al ritmo que me gustaría son mis
rodillas de cristal. Las dos con condropatía, la derecha con su prótesis, y
ambas sin la ayuda de unos cuádriceps femorales que puedan amortiguar los
golpes. Han sido con diferencia las que peor lo han pasado y poco antes del km
60 he tenido que tomarme un ibuprofeno y hacer una bajada de casi 3 km
sentándome en las roca y bajando las piernas desde sentada. Quizás en aquella
bajada, allá por el km 62-65 se me ha escapado la corredora que ha llegado 12’
delante de mí.
Y luego estaban los tramos donde se
corría. O quizás sería mejor decir donde yo corría. Porque, creedme, de gente
corriendo he visto muy poca. Hasta en los tramos de pista forestal ancha y
pendiente hacia abajo. Todo el mundo reservando fuerzas (para qué?) y en los
kms finales porque ya se le había acabado la gasolina, a pesar de haber
reservado fuerzas. En serio. Yo creo que de toda la gente con la que me crucé,
que adelanté y que me adelantaron, corría una persona de cada 4. Participantes
de la Long Trail y de la Ultra Trail.
No entiendo. O sea, puedo
entender que te hayas pasado de vueltas al inicio y que al final no tengas para
acabar fuerte. Es lo que me temía que me iba a pasar a mí. Pero, si has ido
lento o andando desde el inicio y a 2/3 del recorrido te encuentras sin
fuerzas, es que no tendrías que haberte metido en esto. Puede haber habido
casos excepcionales, un mal día, un problema estomacal (de hecho en el avituallamiento del km 20
había un chico, con buena percha y que se veía muy fuerte, que había tenido que
abandonar por problemas estomacales y estaba esperando que viniera la furgoneta
de la organización a buscarlo), una torcedura de tobillo. Pero la mayoría de la
gente que he visto no parecía tener problemas importantes: sólo, no corría. En
ningún momento. Porque su cuerpo no estaba entrenado para correr. Porque si es
cierto que en la montaña los ritmos son diferentes, porque te metes en cosas por las cuales no estás
preparado? Vete a hacer una excursión –
GRATIS – de menos kms. Apúntate a una marcha no competitiva donde todo el mundo
anda y donde se recorren menos kms. Me quedo sin entender. Lo siento. No me
entra en la cabeza. Y no me digan que esta gente ha disfrutado. He visto unos
zombies, ya en el km 40, que daban lástima. Aunque a mí me daban más cabreos que lástima.
Y otra cosa que tengo que decir.
Las equipaciones. Partiendo del presupuesto que cada persona se gasta su dinero
como quiere, no es una equipación más chula y cara lo que te hace más fuerte,
más resistente o más rápido. Y los que más quería comentar es que aunque te
presentes en la línea de salida con 1000€ o más encima entre mochila,
zapatillas, prendas compresivas, GPS de la Nasa y todo tipo de artefactos
superchuli, no tienes ningún derecho de mirar los demás desde arriba hacia
abajo y poner mueca de asco.
Personalmente he corrido con:
- ·
Mallas cortas NB que uso en las carreras de
asfalto – precio por debajo de los 20€
- ·
Top NB que uso en las carreras de asfalto – ni
me acuerdo el precio, que tiene más años que yo
- ·
Camiseta de manga corta Asics Trail con cremallera
delante – comprada de rebajas a 28€
- ·
Calcetines Asics Maratón – gratis (haciendo la
polémica prueba de la cinta para correr a 3’/km)
- ·
Mochila con Camelback del Decathlon – 27,95€ en
las rebajas del verano 2013
- ·
Mizuno Ascend 6 – compradas en StartFitness a
68€
- ·
Buff en el pelo – Bolsa de Corredor, incluida en
la renovación del club
· Valía más lo que llevaba de comida y barrita J
Como avituallamiento personal:
dátiles y otros frutos secos, 3 barritas de Overstim almendras y melón (me ha
sobrado una), un gel Gu con 35mg de cafeína (que no he tomado), mini porciones
de Parmigiano Reggiano (entre tanto dulce había que meter algo salado), unas
cuantas gominolas y dos barritas de regaliz por si me daba un bajón de tensión.
Y llevaba un bidón de medio litro y pastillas de Isostar para hacerme mi bebida
y evitar tener que beber en cada avituallamiento una de color diferente pero
igualmente de algo índice glucémico.
En fin, la crónica no tiene nada
destacable. Más allá de lo que han vendido, los paisajes en el parque del
Garraf se reducen a piedras y más piedras. Todo muy reseco y pedregoso. Sólo he
gozado de dos panoramas.
El primero, antes del km 10,
donde también había un control de paso a sorpresa (y donde me comentaron que
iba 5ª de las mujeres de la Long Trail) con una cruz y una buena vista a 360
grados que pero, por la emoción de oir la posición y mirar el ritmo que
llevaba, me ha costado una caída muy aparatosa con un golpe muy fuerte en la parte
delantera del tobillo derecho, además de caída lateral en un seto con espinas.
Vamos, que el panorama a los dos minuto ya ni me lo recordaba.
Y el segundo cuando hemos visto
el mar, allá por el km 25-26. Parecía tan cerca, refrescante, justo cuando el
calor empezaba a apretar. Y lo bueno era que el tramo para llegar era casi todo
de bajada. Pero por corriols. Y me ha tocado justo un corredor que le tenía
miedo a los corriols. Así que he tenido que hacer 2 kms enteros muy muy lentos,
sin posibilidad de adelantar, parciales de 11’ y pico y 14’ pico AL KM!!!!!! Y
el tío como di nada, en ningún momento pensó hacerse de lado y dejar pasar la
docena de personas que se habían quedado atrapadas detrás de él. Cuando finalmente conseguí adelantarlo, la
bajada se hizo más rápida, toda por debajo de los 7’/km y hasta un par de kms
por debajo de los 6’/km (uno a 5’ pelado!). En el km 32 Jon había venido a
buscarme y fuimos los dos trotando hacia la playa del Garraf. Que por cierto ha
sido todo un descubrimiento! Es una pasada! Lástima no haber tenido tiempo y
modo para disfrutarla como se merece! Allí me cambio el top, me limpio con una
toalla húmeda, me seco, como y bebo obligada por Jon (efectivamente había
comido muy poco hasta entonces), lleno la camelback con agua fresca y reanudo
la marcha con Jon a mi lado durante un par de duros kms de subida con
superficie de hormigón y luego de piedras muy empinada.
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Cuando el juego se hace duro (de verdad) hay que andar
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A partir de allí sé que hay
avituallamientos más a menudo, la organización ha previsto que hacían falta ya
que se van acumulando en las piernas los kms y el cansancio y encima el perfil
de la segunda parte es más exigente.
Llego al avituallamiento de la Ermita de la Trinidad donde también se
goza de buenas vistas, y donde tenemos derecho a los 3 minutos mágicos.
Aprovecho para comer un poco de mi Parmigiano y alguna gominola de la
organización aunque no con mucha alegría: pocos metros antes de este
avituallamiento había visto un tío apartarse del camino para hacer pis y, sin
haberse lavado las manos, coger de la bandeja galletas y gominolas. Se me ha
cerrado algo el estómago y he decidido comer lo que llevaba encima aunque fuera
más aparatoso abrir y cerrar cremallera que no pescar desde las bandejas de
“uso público”. Del 47 al 50 se sube mucho y al siguiente avituallamiento, sólo
líquido y servido por militares, me tomo una coca cola para recuperar lo que he
sudado. Sigo trotando hasta el km 55 donde hago el cambio de Garmin (las
baterías del mío sabía que no iban a durar para toda la carrera así que me
había llevado también el de Jon para encenderlo cuando el mío iba a flaquear). Aquí
mismo empieza una subida casi vertical y muy larga, casi 7 km, donde gracias al
método del compás, puedo adelantar muchos corredores. Entre ellos una pareja de
amigos ingleses con algún kilo de más que van despotricando contra las piedras
del suelo. Cuánta razón! Las piedras sueltas han sido la constante de la
carrera y las que en muchos tramos impedían correr más rápidos a pesar del
perfil favorable. Pero lo peor todavía no había llegado: la bajada desde el km
61 al 64 ha acabado con mis rodillas y ha sido el tramo donde más me he visto
en dificultad. Me ha pasado una chica que había adelantado en una subida y con
la cual había recorrido un tramo andando y charlando. Tras verla pasar he
tomado un ibuprofeno (que no ha hecho nada) y he llegado al avituallamiento del
km 64 con alivio ya que a partir de allí era todo pista forestal y pinar y he
podido trotar a gusto. Trotando he conseguido adelantar otra vez a la chica
pero le he dicho que no me importaba entrar en meta juntas ya que a mi 4ª o 5ª
me daba igual, ya sabía que iba 1ª de las veteranas. Mientras ella decidía he
aminorado la marcha para ver si se animaba a correr pero no había manera. Al
entrar al pueblo todavía estaba con ella pero nada, ya no tenía ni para trotar.
Justo en el ultiko km, con Jon que viene hacia nosotras, se acerca desde atrás
la Emma Roca, que venía como un tren acabando los 100 km de la Ultra. A mi
aquel encuentro me ha animado aún más y me hubiera gustado seguirla y entrar el
meta con ella. Pero Catuxa no podía con su alma así que hemos entrado en meta,
las dos juntas, trotando y cogidas de la mano. Y allí hemos tenido nuestro
momento de gloria porque había mogollón de fotógrafos que estaban pendientes de
Emma y hemos salido en el video que han
colgado en la web más adelante. Y Emma se ha dado la vuelta para abrazarme y
darme las gracias para los ánimos del último km.
Al acabar el trotecillo, por fin
había buffet salado así que entre salchichón, aceitunas, patatas fritas y unas
birritas me he quitado el dulce de la boca y mi estómago ha vuelto a nacer!
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Salud! operación rehidratación
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Desafortunadamente lo peor todavía no había llegado: en las duchas se había
acabado el agua fría. Estuvimos con Judith y Emma tiritando y maldiciendo todo
y todos! Luego, a la espera de las premiaciones y de que llegaran Toni y Sami, nos dio tiempo ver
a un viejo amigo que vive en Begues y con el cual había quedado, pegarnos una
buena charleta e ir a comer una pizza. Premiación a noche cerrada y con lluvia
mientras seguía llegando gente. Hubo unos cuantos corredores que apuraron el
tiempo máximo permitido. No quiero ni pensar lo que puede haber significado
estar tantas horas dando vueltas por allí, y las ultimas estando cansados y de
noche y bajo la lluvia. Habrán sido los que han ido andando todo el rato. O que
no estaban preparados físicamente y han hecho el recorrido con dolores,
calambres, problemas físicos en general. Perdonadme, pero no le veo sentido.
Por una camiseta de finisher? No, gracias. (que encima es hasta feucha, y
viendo la marca que patrocinaba la carrera, hubieran podido esforzarse algo
más)
Volviendo a mi “carrera”, como me esperaba y a pesar de haber estado casi 10h metida en
ella, no puedo decir que haya sido dura. En ningún momento he pensado que no
iba a acabarla. Nunca. Me ha pasado por la cabeza más a menudo en un 10K de
asfalto. Y hasta en algunas de ellas he abandonado. Pero aquí no ha sido así. Ni
en aquella bajada final con las rodillas que pedían socorro. El resto del
cuerpo estaba OK, al 100%. No miento si digo que hubiera podido trotar a 6’/km
unos kms más, 4 o 5.
Y no soy ninguna superwoman. Solo
soy una persona con un buen fondo, que intenta mantener su cuerpo en salud y
fuerte, que sabe dosificar y que no se mete donde no es el caso. Al menos
atléticamente hablando. Y que, toca decirlo una vez más, no tengo ningún
interés en ir buscando “where is the limit” porque como ya he dicho unas
cuantas veces, el limite te lo pone la vida misma, si tienes mala suerte: una
enfermedad grave, una persona cercana que la sufre, encontrarse sin medios para
vivir dignamente, un accidente de coche que te deja lisiado de por vida.
Ah, por cierto, finalmente, con
el tiempo real he resultado ser la 4ª en entrar en meta, a solo 12’ de la
tercera (mucho más joven y bastante más metida en serio en este mundillo) y sí,
1ª veterana. Así que me han tocado dos medallas: 1 de bronce como 4ª absoluta –
premiaban las primeras 5 y yo ni lo sabía – y una de “oro” como primera de las
over40.
Como podéis ver, sin ser ninguna
experta en carreras de montaña, no es duro ni ir a podio. Yo me estrenaba en
esto tipo de recorrido, por tipo de perfil, terreno y numero de km, pero con 20
mujeres participando en total, y solo 6 de ellas over40, es muy muy fácil
llevarse un trofeo o una medalla.
Ah, y el tema compañerismo:
aparte en breves momentos durante los avituallamientos o en en los casos de
salir con amigos y querer hacerla toda juntos, aquí exactamente como en el
asfalto, cada uno va a su bola. Quien malhumorado porque lo está pasando más,
quien con mala hostia porque no puede adelantar, quien con la misma mala hostia
porque no quiere que le adelanten y no deja el paso … hasta ha habido un chico
que en el km 65 viéndome correr me ha espetado “por qué me hace esto? Como
puedes correr cuando a mí me duele todo y me cuesta hasta andar? Oiga, compañero de aventura, no haberse
metido en el sarao…
En fin que tampoco en una ultra
de montaña he encontrado la épica o mi nirvana… vuelvo al asfalto, muy a gusto!
Ya no me venden ninguna moto.