El pasado 26 de enero tocaba correr la Mitja de Terrassa.
La
primera y única vez que la había corrido era en 2011. Fue la 2ª media que
corrí, tras haber debutado en la del Mediterráneo en octubre 2010.
Con el entusiasmo que tenía entonces para correr una distancia que solo
un año antes me parecía inalcanzable, y con los márgenes de mejora que todavía
tenía, no se me hizo tan dura como tenía que ser, aunque me llevé algún que
otra decepción. La media maratón del Mediterráneo se corre a nivel del mar, unos
tramos por el paseo marítimo mismo, y a
finales de octubre. O sea con clima ideal. Si le añadimos que entonces se
corría compartiendo parte del recorrido de la maratón y que a partir del km 15
había avituallamiento solido (gajos de naranjas, nueces, plátanos) mi primera
media me pareció una fiesta, no una carrera. Novatilla. Pues, en Terrassa las
cosas fueron algo diferentes ya que el clima en el Vallés a finales de enero no
da como para ir en bañador, que nada de nueces y plátanos, aunque a partir del
km 15 estuve buscándolos, y que hay tramos de subida como la rambla que son un
verdadero calvario. Y a pesar de todo, pasé de 1h41’ de mi debut a 1h40’.
Desde entonces no había vuelto a correrla. Fundamentalmente
por dos motivos: es muy dura y hace solo 2 años
no tenía la capacidad de sufrimiento y los entrenos bien hechos que tengo
ahora, y además me pillaba en fechas en que mis rodillas empezaban a quejarse
(dos años seguidos de parón por condropatía, cada año en una rodilla
diferente).
Pero es cierto que este año me gustaría correr sin parones,
o sea hacer una temporada sin lesiones y poder optar a una buena posición en la
Championchip, aprovechando del hecho que
acabo de estrenar categoría (45-49 años) y finalmente estoy entre las más jóvenes
de la misma.
Y la Mitja Terrassa puntúa triple. Y quizás es la carrera de
triple donde más puntos puedo llevarme ya que las demás – Corte Inglés,
Bombers, Mercé – casi siempre tienen un cartel de invitadas que corren como
demonios y aunque yo haga lo mejor que pueda, siempre me llevo pocos puntos.
Así que para empezar bien el año, me he apuntado, y con plan
algo ambicioso, visto el perfil de la media: acercarme lo más posible a 1h35’,
fuerte de la MP de 1h33’27” que me saqué en Vitoria a mediado de diciembre.
El caso ha querido que hubiera liebre justo para este ritmo,
cosa anómala ya que siempre hay para 1h30’ o 1h40’. Ninguna de las dos me
sirve: una demasiado exigente y una demasiado lenta. Pero es cierto que hasta
ahora he huido de liebres oficiales ya que siempre van rodeadas de grupos muy
numerosos donde es muy fácil tropezar o llevarse algún que otro codazo. Si
encima consideramos que a estos ritmos casi todos son hombres, y casi siempre
bastante fornidos, los golpes están asegurados.
Pero lo bueno de la Mitja de Terrassa es que se trata de
carrera pequeña (este año ni 1900 llegados a meta) así que el grupo en
principio no iba a ser y grande y la liebre, de confianza.
En el cajón me puse justo al lado de Manolo, el
corredors.cat encargado de esta barqueta, que ya antes de arrancar nos daba
explicaciones sobre cómo iba a llevar la carrera, amoldando los ritmos al
perfil. En el grupo solo dos chicas, yo y una chica del WITL. No escondo que al
verla ya tenía claro delante de quien quería llegar (yo soy así…)
De todos modos la idea era ir pegada, detrás de Manolo, y
luego, tras la última subida chunga intentar apretar algo y entrar sub1h35’.
Primeros kms favorables así que el ritmo algo más rápido
hasta que a Manolo en el km 2 se le desatan los cordones de una zapatilla. Para
y nos dice de mantener el ritmo que ahora nos pilla. No lo tenemos bien claro y
el ritmo decae algo.
Tras los primeros 5 kms empieza a haber algún repecho y
hay que adecuar el ritmo para no tener que pagar factura más adelante. Él dice
que aflojará hasta 4’40”/km pero mi Garmin me dice que en muchos puntos vamos a
4’55” o hasta a 5’/km. Pero a cada parcial de 5 km él calcula el crono con
respecto al plan y parece que tenemos margen.
Mientras, perdemos algún miembro de la “barqueta” y también
vamos absorbiendo gente que había salido demasiado rápida o ambiciosa y que
ahora se está quedando atrás.
Seguimos, con Manolo que muy sobrado cuenta chistes, aunque
con el pasar de los kms la conversación decae un poco.
Yo me veo bien, aún con las piernas algo cargadas, sobre
todo la derecha, y me quedo un par de metros detrás de él. Cuando hay bajadas y
el ritmo sube pierdo algún metro de más por mis problemas habituales de flato
en los tramos hacia abajo.
Llegamos a la temida rambla y el grupo se desgrana un poco.
Evidentemente hay quien va más justo de energías y quien todavía tiene algo
para mantener el ritmo. Manolo se preocupa, nos anima a mantener la cabeza
fría, pero el ritmo baja y el repecho a la derecha justo al acabar la rambla
nos deja a todos muy tocados.
Él se da la vuelta y nos felicita porque dice que nunca
había llegado al km 19 con un grupo tan compacto. Hubiera sido mejor que se lo
callara porque unos metros más tarde el grupo desaparece, muchos se quedan
atrás y los que como yo conseguimos quedarnos con él, tenemos que apretar los
dientes para entrar en el túnel del km 20, subir la rampeta que nos llevará a
meta y pisar la alfombra.
Acabada la rambla, queda la rampa - foto Carlos Sánchez |
De hecho en este último km me quedo como única mujer, aunque
me adelanta una corredora que venía desde atrás, por su cuenta. La “rival
directa” pierde fuelle propio en estos últimos 2 kms y entrará 30” detrás de mí,
quizás pagando el hecho que por buena parte de la carrera estuvo unos metros
delante de Manolo.
Mi Garmin me marca 1h34’55”, saliendo y llegando a lado de
la liebre de 1h35’, de alfombra a alfombra. Más tarde en las clasificaciones
aparezco con un crono de 1h35’12” pero igual de satisfecha. Mejoro mi crono de
2011 aquí de 5’, entro la 13 absoluta entre mujeres y 3ª entre las veteranas. Y
86 puntitos de Championchip (a multiplicar por 3).
Experiencia positiva la de ir con liebre oficial, aunque me
temo no aplicable a carreras de más de 5000 personas como son las “mayors” de
Barcelona. En todo el recorrido un único tropezón, en el kms final, con un
corredor que como yo estuvo a punto de comerse un bordillo. Culpa de que lo estábamos
dando todo y que supongo íbamos medio cegados por el esfuerzo. De todos modos,
una vez pisada la alfombra nos disculpamos mutuamente.
Tras dar las gracias a Manolo, ducha y a aplaudir los cracks
que suben al podio. Luego de vuelta a Barcelona con el ticket Renfe gratuito
ofrecido por la organización de la Mitja.
Organización que por cierto ha sido optima, aunque si hay
que ponerle un puntito negro es que algunas calles por las cuales pasamos
resultaban algo estrechas.
Por el resto, de 10: buen espacio de quedada, vestuarios, duchas,
avituallamiento, atención al corredor y sobre todo servicio de liebres
Corredors.cat . Y para destacar el detalle del descuento en la inscripción para personas que no están trabajando. BRAVO para la Mitja Terrassa.
apurando energias mientras la corredora de rosa nos pasa - foto Carlos Sánchez |
Madre mía, qué máquina que eres. Ahora estamos en la misma categoría, aunque si coincidimos no hay duda de quién iba a quedar por delante, ja, ja,...
ResponderEliminarAlgún día tienes que explicar cómo entrenas, que también me interesa para aprender. Un abrazo.
Gracias Arantza! ahora mismo creo que el secreto de mis buenas performances es que tengo tiempo de sobra para entrenar, comer bien (en casa) y sobre todo descansar. Uno de las pocas ventajas de estar sin trabajo. Y como ya son meses, la verdad es que preferiría correr menos rápida y tener un trabajo.
ResponderEliminarSi tienes perfil en Gramin connect podrás ver mis entrenos, que cada semana me planifica mi marido (en la mayoría de los casos adaptando ritmos y distancias a los entrenos que recibe de su Míster) .
Y enhorabuena por el podio en MCD!
un saludo